Abres la ventana del otoño
y sabes que tras el llegará el invierno
como las noches que persiguen a los días
o los días a las noches.
Ojos que no ven más allá del horizonte.
Te sientes seguro en tu realidad
y cuando crees que el centro del mundo
está bajo tus pies
una plomiza nube
descarga sobre ti lluvia de ideas.
Comienzas a imaginar cielos ocultos
estrellas bajo la tierra
soles helados
escuchas el grito ahogado de los árboles
el gemido del nácar con reflejos irisados.
Navegas en la insoldable
profundidad de los mares
tejes redes invisibles
creas lazos con el misterio y sabes…
que ya no podrás dejar de soñar.